El Trastorno Límite de la Personalidad afecta a la persona en su forma de pensar, percibir, reaccionar y relacionarse con los demás. La persona que presenta este trastorno tiene afectados estos rasgos de forma permanente e inflexible, lo que ocasiona desadaptación y conductas que se apartan de las expectativas de la cultura del sujeto. Significa, en resumen, una persistente anomalía del funcionamiento social y personal, una peculiar forma de afrontar los problemas y las relaciones interpersonales.
Habitualmente se inicia en la adolescencia o en el comienzo de la edad adulta y cuando se realiza el diagnóstico, la mayoría de las personas tienen una edad comprendida entre los 19 y los 34 años.
Las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales sitúan la incidencia del trastorno en un 2% de la población general, y se sabe que afecta a las mujeres en mayor proporción que a los hombres, en una relación 3:1, es decir, el 75% de las personas con este diagnóstico son mujeres.
¿Cómo saber si una persona tiene trastorno límite de la personalidad?
El diagnóstico del Trastorno Límite de la Personalidad es muy complicado de realizar. Existen varias razones para esto, destacamos: la edad de inicio adolescente que hace que se pueda confundir con comportamientos típicos de esa etapa evolutiva; la alta coincidencia de otros trastornos mentales, también llamada comorbilidad, en personas con este diagnóstico y la inespecificidad de los síntomas que pueden ser interpretados como propios de otras enfermedades. A pesar de la dificultad, en los últimos años se está diagnosticando mejor y más frecuentemente, en parte gracias al desarrollo de nuevos instrumentos de evaluación, pero sin duda también por el mayor interés y preocupación que suscita el trastorno, tanto entre los profesionales de la salud, como entre las propias personas afectadas y sus familiares.
¿Cuáles son sus síntomas?
Este Trastorno se manifiesta en cada persona de diferente manera dependiendo de las características del sujeto y de sus circunstancias personales. Una cosa son los síntomas de enfermedad y otra el margen de libertad que la misma deja a cada persona para ser quien es. De ahí que los síntomas se concreten en cada uno de una diferente manera. A pesar de la heterogeneidad en la manifestación, las dos características específicas de este trastorno son:
– Episodios psicóticos breves
– La inestabilidad de tipo afectivo-emocional, en las relaciones sociales y en la autoimagen
– Dificultad en el control de impulsos
– Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes o comportamientos autodestructivos – Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira
– Inestabilidad en su imagen personal
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